El entendimiento que hay que tener para publicar una entrada en Noticias de Tolox es mínimo, aunque será necesario una pequeña destreza en el uso de las nuevas tecnologías el principal reto es tener algo que contar. Y estamos seguros que muchos de vosotros/as tenéis muchas cosas que decir. Al fin de cuenta el saber no es de nadie, es de Todos/as. Y el conocimiento genera más conocimiento.
Bienvenidos a Noticias de Tolox
El entendimiento que hay que tener para publicar una entrada en Noticias de Tolox es mínimo, aunque será necesario una pequeña destreza en el uso de las nuevas tecnologías el principal reto es tener algo que contar. Y estamos seguros que muchos de vosotros/as tenéis muchas cosas que decir. Al fin de cuenta el saber no es de nadie, es de Todos/as. Y el conocimiento genera más conocimiento.
Pregón Semana Santa de Tolox 2023
Hace tiempo, una mujer en el pueblo, Paquita la madre de Merche, me enseñó que antes de emprender cualquier cosa difícil me encomendase a la virgen, así que: “MADRE MÍA, PRIMERO TUS MANOS, Y DESPUÉS LAS MÍAS”.
… “Y a tí misma, una espada te atravesará el alma”.
En el evangelio de San Lucas, el anciano Simeón le profetizó a la Santísima Virgen lo que habría de pasar.
A mis padres José y Francisca, por sembrar esa semilla y ser maestros en mi vida.
A mi hermana por su fidelidad, entrega y paciencia infinita.
A tí, que aunque lejos siempre estás.
Y a Ella, a Ella siempre.
Tú eres la estrella en mi noche oscura.
Salud de mi corazón enfermo.
Refugio de mi humana perdición.
Consuelo de mi terrena desventura.
Auxilio celestial de mi locura.
Reina intercesora del perdón.
La madre acogedora de mi aflicción.
La virgen Mediadora ante Dios.
SALVE abogada nuestra,
Templo de la divina gracia.
Sagrario primero de Jesús.
Asunta al cielo en venturoso día.
Coronada de eterna majestad,
eres el faro que hacia el Sol me guía.
Buenas tardes
Reverendo Sr. Cura Párroco y director espiritual nuestro.
Excelentísimos Señores Tenientes de Alcalde de la Villa de Tolox.
Ex hermanos mayores de la Hermandad del Santísimo, San Roque y Virgen de los Dolores.
Hermanos y hermanas en la Fe en Cristo.
En primer lugar, agradecer las palabras de mi predecesor en la muy noble tarea de pregonar lo que está por suceder. Que aunque sabida es la historia, nunca es igual.
Gracias.
Con este acto, se levanta el telón de la que será nuestra Semana Mayor.
A finales de Octubre del año 2002, éste que les habla después de estar el verano trabajando en la cafetería del Hotel del Balneario, se incorporó a la Junta de Gobierno de la hermandad. Aquella Junta de la que por desgracia hoy faltan dos personas, empezó con muchas ganas de hacer cosas.
Primero y antes de mi incorporación se aventuraron en la adquisición de la imagen del Santísimo Cristo Resucitado, de los talleres gerundenses de Olot. Dado que aquello resultó al año siguiente se embarcaron en la compra de la imagen de la Borriquita, representando el misterio de la Triunfal entrada de Jesús en Jerusalén. Con más corazón que cabeza y dado el estado de deterioro, se mandaron a restaurar la sagradas imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de la Virgen de los Dolores. Este año el actual grupo lo ha vuelto ha hacer, tras observar algunas grietas en el cuello del señor que eran preocupantes y por mediación de nuestro párroco nos pusimos en contacto con Juan Antonio Aguilar, que primero intervino sobre El Señor y en noviembre la llevamos a Ella.
La primera Junta se honraba en presidirla D. Pedro Elena Canca. Mi primo Pedro. Confieso que todavía hoy cuando estoy delante de la Señora vistiéndola busco tu mirada cómplice asintiendo entre los arcos de esta casa.
La primera vez que éste que os habla se puso delante de Nuestra Señora fue cuando volvió de aquella primera restauración. Hace de eso 20 años ya.
El primer recuerdo que en mi memoria guardo de nuestra Semana Grande, no es del pueblo. Debía ser Miércoles Santo, porque del trono de la Archicofradía de la Sangre, lo que recuerda este pregonero, es el caballo con el romano Longinos encima. Si esa mole andando hoy me sigue impresionando, imagínense a un crio de cuatro o cinco años. Recuerdo como nos contaban a los dos, a mi hermana y a mí, como un policía nacional, paisano de nuestro pueblo, les dijo a mis padres que esperasen los cortejos en aquella esquina, que desde ahí, lo veríamos todo.
Por circunstancias nos tuvimos que trasladar al pueblo y con nueve o diez años recuerdo ya nuestras imágenes en los antiguos tronos de madera, con sus arbotantes dorados subiendo y coronados con la tulipas de cristal color caramelo.
Debía ser Jueves Santo, el cortejo lo conformaban Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Santísimo Cristo Crucificado y Nuestra Virgen, vestida con un vestido de novia de encajes (que todavía se conserva) y un manto de raso en color azul verdoso. Largas filas de hombres iban delante acompañando los cortejos. Sería por 1983 o 1984 cuando me llevó mi padre de la mano en la procesión con una vela. La última vez que acompañé a mis titulares con vela fue en 2014 y llevaba también a mi padre detrás.
El Viernes Santo procesionaban otros tres tronos, el Santo Entierro, la Santísima Cruz y nuestra Virgen de los Dolores. El Santo Entierro lo recuerdo en un monte de lentisco o de romero y con algunos claveles haciéndole dibujos, cruces y roleos. Esa idea nos gustaría retomarla al grupo actual, y posiblemente, más pronto que tarde y después de que vuelva la imagen del Santo Entierro restaurada, volvamos a verlo así. Lo que verdaderamente era un misterio y lo sigue siendo, es cómo le puede cambiar la cara a la virgen de por la tarde, a por la noche.
A las doce se arremolinaban en la puerta de la iglesia los chiquillos esperando poder coger una horquilla para la Soledad, o una vela para alumbrarla, aunque en verdad lo que hacíamos era jugar con la cera encendida.
Creo recordar que tanto los tronos del Nazareno, como el del Santo Entierro, eran portados por los jóvenes del pueblo, el del Crucificado y la Santa Cruz por muchachas, y el de la Virgen, por hombres adultos.
Los tronos de madera se apolillaron y la hermandad de entonces se vio en la obligación de adquirir los que actualmente tenemos, y así pasamos de los varales de madera a los de aluminio. Poco a poco se fueron adquiriendo más enseres, que si unos faroles para el trono del Señor, o el estandarte de la Virgen, o un juego de potencias para el Nazareno. Luego con los años vinieron otros, como la Cruz de Guía y los faroles que la acompañan, una corona imperial para la Virgen o lo último que estrenaremos este año, como son, un nuevo juego de potencias para el Señor y la candelería entera para el trono.
Amanece la mañana radiante de un Domingo, pero no de un Domingo cualquiera. Un revuelo de niños y niñas vestidos de punta en blanco hay en la puerta de la iglesia. Todos estrenando algo, porque de todos es sabido que quien no estrena el Domingo de Ramos se le caen las manos. Esperan en la puerta con las palmas rizadas y la rama de olivo a que salga el Rey de Reyes y los bendiga. Esta procesión es alegre y bulliciosa. Las filas de hebreos que preceden al Señor es muy pintoresca. El paso por la calle Ancha con la plata del trono reluciendo al sol y el olor a azahar de los naranjos es un deleite para los sentidos. Pero el Señor en su serena majestad tiene en los ojos un hilo de tristeza, porque sabe que los que ahora le gritan HOSANNA más adelante le gritarán CRUCIFÍCALO. En el frontal del trono también la flores presagian lo que va a suceder. Por entre los claveles rojos sobresalen unos cardos.
La siguiente cita importante nos lleva a la tarde del Jueves Santo. Después de celebrar los oficios y recordar la última cena de Nuestro Señor, saldrá a las calles de su pueblo la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno y detrás Maria Santísima. Me gusta el paso de los tronos cuando caída ya la noche pasan por la Plaza de la Constitución con la primera luna llena de la primavera, la luna de Nisán está brillando al fondo.
Esa noche hay velá al monumento, las campanas dejaron de repicar ayer por la tarde. Todo es silencio y recogimiento.
Por la mañana temprano y antes de que el sol apriete subiremos a la cruz del Padre Ventura rezando las 14 estaciones del Vía Crucis.
Por la tarde en los oficios adoraremos a la cruz donde te entregaste por amor a nosotros.
Una nube de incienso purificador anuncia tu paso. No se escucha un alma cuando el cortejo atraviesa García Rey o la Plaza Alta. Una calle de luz precede solemnemente al Santo Entierro. El pregonero recuerda con añoranza las largas filas de hermanos de vela que en su niñez lo alumbraban. Y detrás Ella.
Al filo de la media noche, un río de gente se arremolina alrededor de la puerta de la iglesia esperando a que, como marca la tradición, se abran las puertas puntualmente a las 12 de la noche y eche a andar el cortejo de la virgen de la Soledad.
No hay dolor como el tuyo. No hay pena tan grande ni pañuelo que sea capaz de secar esas lágrimas. Ahora no vas detrás de nadie. El hijo que alumbraste en los gozos de Belén, yace inerte en la losa fría del sepulcro. Largas filas de mujeres del pueblo te arropan y acompañan rezando el santo rosario. Todo es oscuridad y parece que nada tiene sentido.
Pero no es así.
La Vigilia Pascual es la celebración más importante de todas, en la que todo lo anterior cobra sentido. Después del rito del Lucernario, el Pregón Pascual y las lecturas del génesis, el Éxodo…, cantaremos el Gloria y se hará de nuevo la luz. Las campanas volverán a repicar. Sí hermanos, HA RESUCITADO.
Ya por la mañana estaremos impacientes con nuestras túnicas blancas puestas y el cíngulo ceñido a la cintura, prestos a proclamar que has vencido a la muerte y procesionaremos por las calles con tu imagen. Es de destacar el encuentro en la plaza entre el Señor Resucitado y la virgen María en su advocación de Inmaculada Concepción portada por los más jóvenes del pueblo.
Salgamos a nuestras calles y plazas, acompañando a nuestros Sagrados titulares, llevando una palma, una vela, un bastón, una corneta, un tambor, un clarinete o un oboe, o de promesa detrás. Reconociéndonos como discípulos tuyos. Como monaguillos con el incienso, o como nazareno, llevando la Cruz Guía o el estandarte.
Déjanos ser el Cirineo que te ayude a cargar con la Cruz de nuestros pecados.
Ahora que tengo el poder de la palabra, quiero confesarles que me siento afortunado. Afortunado porque me has puesto por delante a un grupo de personas formidable. Personas de diferentes generaciones, de diferentes edades, que de otro modo y aún siendo del pueblo no habría podido conocer.
De la primera junta además de mis primos Pedro y María (gracias maestra), me quedo con María Victoria (Mavi), aquel cartero real fue memorable, con Carmina cuando llegamos al pueblo con la primera corona teniendo solo una parte del dinero para pagarla, cómo sabia Cristóbal Martos que la corona se quedaba en el pueblo. Con Ana, Antonio o Paqui.
De la segunda con Manolo, hombre formal donde los haya, Juana, Merche, Alberto y Juan.
De la actual. De la actual ¿qué dedo de la mano me corto que no me duela? Vamos a empezar con ellos: Pepe, Eduardo y Alberto. GRACIAS. Gracias con mayúsculas, porque cada vez vamos a por el más difícil todavía y sois capaces de seguirme el ritmo. Ellas Lucía, Maria José, Carmen y Loly. Por cierto felicidades a todas las Dolores, Lolas y Lolis. Gracias también porque me aguantáis. Que no es fácil.
Capítulo aparte merece el niño, “El Heredero” David Merchán. Es una persona muy responsable y trabajadora. Con una capacidad de congregar gente alrededor suya increíble. Savia nueva. Trabajar a tu lado es muy fácil y aunque no te lo creas, aprendo yo más de ti, que tú de mi.
También no quiero que se me olvide agradecer a los capataces por su ayuda y cómo no a todos y todas los que anónimamente y año tras año, se prestan para ser por una horas los pies del Señor y de María Santísima.
Tampoco quiero dejar de agradecer la labor que realizan ese grupo de mujeres, que desinteresadamente, al igual que nosotros, colaboran con la parroquia en el montaje del monumento, así como a Cáritas parroquial y al grupo de catequistas.
Me pidieron que escribiera el pregón y lo escribí. Me pidieron que pregonara Semana Santa y Pregonada está.
Felicidades Madre Mía.
He dicho.
Sueños blancos
Por Cristóbal Cotos